martes, 26 de agosto de 2014

Que los caminos se te abran

Este año ha sido un año de descubrimiento de mí misma. De conocer y enfrentar cosas que antes no quería ver. Pero todo eso me llevó a donde estoy hoy: comenzando un viaje a Playa del Carmen.

Después de tener abandonado este blog por lo menos seis meses (entre otras cosas porque no sabía qué hacer con él ni de qué escribir porque no siquiera estaba segura de querer seguir escribiendo el resto de mi vida), ahora se transforma en un blog en el que escribiré sobre mis viajes. 

Viajar es algo que siempre quise hacer. Desde que era niña me decía que al terminar la universidad iba a comprarme una combi y a viajar por México. Hoy, después de acabar la carrera de Letras y de trabajar un año como correctora de estilo en un periódico, no tengo un combi, pero tengo una mochila con la que me voy a Playa del Carmen en Quintana Roo, México, a participar en un programa de voluntariado para la conservación de tortugas marinas.


Justo antes de salir de viaje, un viajero me dijo una frase hermosa que a partir de ahora pienso utilizar como bendición con cada viajero que conozca:

"Que los caminos se te abran".

Creo que no hay mayor deseo de un viajero que ése.


Sin embargo, cuando decidí que iba a viajar, decidï también que no lo iba a hacer como turista (porque es caro, rápido y muchas veces te da una imagen irreal del lugar que visitas), sino como viajera, es decir, viajar (económicamente) y vivir como viven los lugareños, hablar con ellos, saber cómo y qué se vive en ese lugar.

Por esa razón estoy viajando con Couchsurfing (www.couchsurfing.org), una red virtual en la que personas de todos los países del mundo ofrecen sus casas y sus sillones para que los viajeros puedan dormir ahí. Me parece una gran alternativa y creo que debería ser más conocida (y reconocida).

Con esto, además, me surgió la idea de entrevistar a mis hospederos y escribir un breve texto sobre ellos y su vida. Mi primera entrevista es a Ángel Reyes, un videógrafo submarino que fue mi primera experiencia en Couchsurfing.


Pero antes quiero dedicar esta entrada y agradecer a dos personas sin las que no hubiera podido animarme a hacer ese viaje. La primera es a Aniko Villalba, una escritora nómada cuyo blog www.viajandoporahi.com me inspiró y me dio seguridad para empezar este viaje. La segunda persona es Manolo Castillo Hoyos, que me dio su apoyo, su cariño y su experiencia de survivor para no morir en el intento del viaje, jaja. Sin la libertad, la confianza y el amor que me dio, no estaría haciendo este viaje.


De las emebestidas de los toros del mar y los corales muertos
Entrevista a Ángel Reyes

Ángel tiene 28 años y ha vivido en Playa del Carmen los últimos tres años de su vida. Antes estudió Antropología en Puebla y viajó por varios estados de México. Cuando llegó a Playa, tenía 50 pesos en la bolsa y no sabía nadar. Ahora trabaja como videógrafo submarino y ha recorrido el país con su novia dando funciones callejeras de títeres. 

Me contó que cuando llegó a Playa del Carmen trabajó como bar tender hasta ahorrar y poder pagar sus certificaciones de buceo. Ahora pasa la mitad de su vida bajo el mar (cuatro horas al día, siete días a la semana (incluso cuando no está trabajando)), grabando en video los arrecifes, los bosques marinos, y a los aprendices de buzo.

Cuando le pregunté cuál había sido una de las experiencias más emocionantes que había vivido bajo el agua, me dijo entusiasmado que los tiburones toro eran sus animales favoritos, incluso los llamó sus hijos. Me explicó que le encantaba nadar con ellos y que se le acercaran, que le dieran embestidas, pues eso hacen y por eso se les llama "toros". La primera vez que buceó con ellos tenía poca experiencia en buceo a profundidad. Por alguna razón los tiburones estaban alborotados y arremetían contra los buzos, y cuando estaban ascendiendo para emerger a la superficie, uno de ellos abrió abrió sus fauces justo debajo de Ángel, pero uno de los buzos logró ahuyentarlo con el aire comprimido de su tanque antes de que pudiera alcanzarlo.


Sin embargo, no todo es hermoso en la vida de Ángel. Me dijo que estaba cansado de vivir en Playa del Carmen, "una ciudad sin identidad" como él la llama, cuyos intereses económicos (como en la mayor parte de México) pasan por encima de los ecosistemas y de la riqueza natural del país. El agua del mar ya no es tan azul ni tan clara como lo era hace unos años; el 80 por ciento del coral está muerto; los cenotes están contaminados por falta de un sistema de tratamiento de aguas; la construcción de hoteles y la expansión de la mancha urbana crecen de forma desmedida; el nado con tiburones ballena (que se ha vuelto muy popular últimamente) lastima a los animales porque las quillas de los barcos pasan muy cerca de ellos; las empresas alimentan a los tiburones (toro, martillo) para que sean un atractivo turístico, pero ahora son tantos que su gran número exaserva su agresividad, lo que podría causar un accidente (y, como ocurrió en Cancún cuando hubo un primer ataque, eliminarán la población de tiburones de la costa).

Cuando viajamos como turistas, vemos o creemos conocer una ciudad por lo que vemos superficialmente, lo que las empresas turísticas quieren que veamos. Pero Ángel me enseñó todo lo que hay detrás de la imagen construida, la tristeza de un mexicano al ver esa tierra paradisiaca destruída.

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