A veces para escribir mis cuentos me gusta basarme en alguna fotografía o pintura porque me gusta mucho la relación entre las artes visuales y la literatura (a veces pienso que soy escritora porque soy una pintora frustrada. En mis cuentos me gusta crear imágenes y escenas perfectamente visuales para el lector para que las vea como una pintura en su mente. Creo que escribir es mi forma de pintar). Para escribir este cuento en particular me inspiré en la fotografía Cupido y centauro del artista estadounidense Joel-Peter Witkin.
Joel-Peter Witkin es de mis fotógrafos favoritos porque sus fotos suelen involucrar temas y elementos como la muerte, sexo, cadáveres (o partes de ellos) y personas como enanos, transexuales, hermafroditas o gente con deformaciones físicas. Sus obras a menudo evocan pasajes bíblicos o pinturas famosas.
No sólo sus composiciones me parecen bellísimas dentro de la estética de lo grotesco, sino que su acercamiento al proceso físico de la fotografía también me gusta porque no retoca sus imágenes con edición digital, sino que trabaja directamente sobre el original. Su técnica incluye manchar o rayar el negativo y una técnica de impresión con las manos en los químicos.
Cupido y centauro de Joel-Peter Witkin
Me gusta pensar que soy una jaula:
Estoy llena de pájaros.
Estoy llena de pájaros.
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